No soy bloguera, soy periodista. No quiero seguidores, quiero lectores. Creo que internet es una herramienta peligrosa para los que creen tener contenido de calidad sin serlo. También creo que, como es gratis, casi todo el mundo se toma la licencia de opinar sin criterio, de escribir sin tildes, de vestir con ropa prestada.
Yo quiero romper moldes. Ya está bien de tener que recurrir a los consejos vacíos de cuatro niñas con bolsos pagados. Ya basta de menospreciar la verdadera prensa especializada en moda y belleza a razón de cuatro fotos bien tomadas. Tenemos que dejar de hacer influencer a quien no influye nada positivo. Esto se nos está yendo de las manos y nos quedamos quietos viendo cómo tontos crean más tontos.
En este espacio que he decidido abrir no prometo una prosa impecable, ni un contenido exclusivo, ni fotos de revista. Pero sí prometo criterio, saber-hacer, opiniones fundamentadas, gustos personales, reseñas de moda y belleza… Todo ello desde la pasión más absoluta que alguien puede sentir hacia su profesión (y vocación).
Así que no mamá, no quiero ser influencer.
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